THEOTONIO DOS SANTOS: UN BREVE RECUERDO

José Valenzuela Feijóo

En el CESO (Universidad de Chile, tiempos de Allende) tuvimos la suerte de departir con figuras relevantes.[1]
Andrés Gunder Frank, fue uno de ellos. Era arisco, hasta rijoso en el plano intelectual. Y como suele suceder, amable y querendón en el plano personal. Pocos como él en el ataque al capitalismo: lo veía en todos lados y lo sindicaba como causa de todos los males del subdesarrollo.[2] En su opus magnum[3], de muy vasto impacto, explica con gran fuerza cómo “el subdesarrollo se desarrolla”. También, aparece una de sus insuficiencias: confundir la presencia de nexos circulatorios con la existencia de relaciones capitalistas de propiedad. La forma mercancía no es un atributo exclusivo del régimen capitalista. El modo feudal, por ejemplo, cuando predomina la renta feudal en dinero, supone nexos circulatorios, presencia de mercancías y de dinero. Lo mismo sucede con las formas circulatorias y con la pequeña producción mercantil simple. El problema del supuesto de Frank radica en que le impide ver el impacto de la heterogeneidad estructural entendida como coexistencia de diferentes regímenes de producción. Heterogeneidad que es típica de la periferia y que condiciona en altísimo grado los patrones de acumulación y el drenaje de excedentes en favor del centro. Frank enfatizó como nadie el aspecto del drenaje, pero no fue del todo acertado en averiguar sus causas. Como sea, de este muy querido profesor, bien podríamos decir que nos “vacunó” en relación a posibles salidas de orden capitalista.

Ruy Mauro Marini fue otro grande. Cuando Ruy tomaba la palabra, producía un efecto de encantamiento. Un tanto parecido a Celso Furtado, tenía el estilo elegante de los buenos profesores franceses y cautivaba a todos los que lo escuchábamos. Tanto, que perdíamos toda capacidad crítica. En más de una ocasión, luego de quedarnos con la boca abierta, al cabo de una semana nos dábamos cuenta de tal o cual paso o secuencia que no era lógico o que contradecía la evidencia empírica disponible. Con más insistencia que otros, Marini buscaba en El Capital, una base sólida para sus muy agudas intuiciones. Giró en torno al valor de la fuerza de trabajo, los problemas de la realización y los mercados externos.[4] Y en los últimos años de su vida, pergeñó la importancia de la plusvalía extraordinaria. Tal vez por su formación, le faltó una estructura analítica más fuerte para cumplimentar sus intuiciones. En la dimensión política, su aporte fue mayor. Consejero de la dirección del MIR chileno, alertó sobre los peligros del reformismo y de la sedicente vía pacífica que aquél impulsaba.
Theotonio Dos Santos es el otro grande. Para decirlo en buen chileno, fue algo así como “el papá de los pollitos”. Su texto clásico y más influyente fue el que escribió sobre “El nuevo carácter de la dependencia”.[5] Con él, destruía casi del todo las ilusiones sobre una burguesía industrial nacional y progresista. Para muchos, su otra obra fundamental es una que no escribió pero sí dirigió: el clásico texto de Caputo y Pizarro sobre la dependencia.[6] Su obra, ya muy vasta, ha sido probablemente más equilibrada que la de Frank o Marini.  Sobre el primero, siempre le recordó que la presencia de nexos mercantiles y de dinero, no era equivalente a capitalismo. Y que durante la colonia y algo más (siglos 18 y 19), difícilmente se podía hablar de capitalismo (por lo menos de agricultura capitalista) en América Latina. También, siempre ha insistido en que la dependencia no era un “simple” drenaje de excedentes. Que era también la imposición de una estructura económica que determinaba ese drenaje y, a la vez, las dificultades para una acumulación y un crecimiento dinámicos. Sobre Marini, que sepamos siempre ha sido muy cauto en el manejo de la categoría sobre-explotación. En verdad, no aparece en sus textos básicos. Los trabajos de Dos Santos sobre las Corporaciones multinacionales y el progreso científico y técnico en las condiciones del capitalismo contemporáneo son igualmente muy relevantes.
Cuando Dos Santos está en vena nos recuerda la “imaginación sociológica” de Wright Mills: empieza a analizar la situación política y económica atando cabos por aquí o por allá, cada vez con mayor velocidad. Muy pronto se transforma en un caudal que es un torrente amazónico: allí uno encuentra cientos o hasta miles de hipótesis luminosas, prometedoras hipótesis de trabajo. Si uno pusiera grabadora, tendríamos un proyecto académico que exigiría fundar una nueva y grande universidad.[7]
Theo es también una persona cálida y que se maneja con un optimismo histórico inenarrable. Dicen sus amigos -¿medio en broma?- que cuando Pinochet se tomaba el poder, él pronosticaba el triunfo del socialismo a escala mundial. Buen gourmet y cocinero excepcional (es minero, de Minas Gerais), canta casi como Chico Buarque y recita todo lo de Vinicius de Moraes. En verdad, es un personaje renacentista, tiene pinta de conde italiano y hasta ha compuesto una ópera sobre la vida del Ché Guevara.
En su último cumpleaños (noviembre del 2017) le escribimos un saludo que hoy nos permitimos reproducir: “queridísimo Theo: tu hija Nadia pide que tus discípulos, los que tanto hemos aprendido de ti, te cantemos las mañanitas por un nuevo cumpleaños. En verdad, yo te pediría una confesión: ¿cómo le haces para ser siempre tan joven? Supongo que como versión corregida y aumentada del Fausto alemán, encontraste a algún Mefistófeles nacido en las profundidades de Minas Gerais. Si no, ¿cómo explicar tanta vitalidad, tanta pasión creadora, tanta alegría de vivir? Uno recuerda al gran Vinicius:
“essa facultade incoercivel de sonhar /
e transfigurar a realidade, dentro dessa incapacidade /
 de aceitá-la tal como é …”

Sí, tus amigos le debemos dar “gracias a la vida” por haberte conocido y aprendido tanto de ti. Desde cómo se preparan y gozan esas pantagruélicas comidas que tú y Mónica preparan, hasta los intríngulis de la dependencia y la economía mundial.  Y sobretodo, “essa facultade incoercivel de sonhar”. Un muy fuerte abrazo.”
Hoy, ese abrazo físico ya no se lo podemos dar. Theo ha muerto en Río, el 26 de febrero. Nos queda su ejemplo de vida, de lucha sempiterna por un mundo mejor.



[1] Aquí nos concentramos en las figuras más rutilantes. En el Ceso también se dio una agrupación de economistas jóvenes de inmenso talento: Julio López (kaleckiano insigne) y Benjamín Toro (agudo, sarcástico,   venía de la Universidad de Concepción), S. Ramos y O. Caputo (del PC), R. Pizarro (del PS, inteligencia deslumbrante), C. Kay (gran agrarista), P. García (que fuera Director). Algo menos jóvenes (generación previa) y ahora más viejitos que el suscrito y que Tito Pizarro, mucho ayudaron en nuestras búsquedas. Y valga agregar: P. García, J. López , R. Pizarro y el suscrito venían del Internado Nacional Barros Arana. De ese colegio legendario también venían Jorge Ahumada, Osvaldo Sunkel, Pedro Vuskovic y Máximo Lira (gran matemático y discípulo de Lange), entre otros. Y hasta neoclásicos decentes, como Carlos Massad.   
[2] De los socialistas ricardianos se ha dicho que nunca reconocieron la necesidad histórica del capitalismo (como vg. lo hicieron Engels y Marx en el Manifiesto Comunista). En este sentido, las posturas de Frank recuerdan las de esa escuela.
[3] A. G. Frank, “Capitalismo y subdesarrollo en América Latina”, Siglo XXI edits., México, 1987.
[4] Su obra clásica fue “Dialéctica de la dependencia”, ERA, México, 1973.
[5] Th. Dos Santos, “Dependencia y cambio social”, CESO, Universidad de Chile, Santiago, 1970. Una buena recopilación de textos básicos en Th. D Santos, “Imperialismo y dependencia”, ERA, México,1983.
[6] Orlando Caputo y Roberto Pizarro, “Imperialismo, dependencia y relaciones económicas internacionales”, CESO, Universidad de Chile, Santiago, 1970. 
[7] Alguna vez, a un colega argentino que lo escuchaba se le salió el “¡Ché, qué tipo, qué manera de cagar ideas! ¡Hay que recoger esto! ¡Si lo hacemos y laburamos nos dan el Premio Nobel!”

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