Manufactura mexicana y distribución del ingreso
SAMUEL ORTIZ VELÁSQUEZ/CAROLINA HERNÁNDEZ CALVARIO
Durante el
sexenio 2007-2012, la producción (en volumen) de la manufactura mexicana se
expandió en términos reales a una tasa media anual de 1.2 por ciento, ello como
resultado de un crecimiento de la productividad del trabajo de 1.6 por ciento y
una caída del empleo de -0.4 por ciento. La dinámica positiva de la
productividad a costa de la caída del empleo no se asoció con un crecimiento de
los salarios reales, de hecho las remuneraciones medias reales (con base en las
horas trabajadas) mostraron un retroceso de -0.2 por ciento. De un total de 21
subsectores manufactureros, sólo maquinaria y equipo acompañó el crecimiento de
la productividad de un incipiente crecimiento de las remuneraciones reales. A
nivel ramal sólo en dos de las diez ramas más dinámicas (maquinaria y equipo
para comercio/servicios y para la industria metalmecánica), las remuneraciones
reales crecieron por arriba de un 2.2 por ciento (Monitor de la Manufactura
Mexicana 2013).
Los
datos revelan entre otras cosas, la regresividad en la distribución del ingreso
con la que opera la manufactura mexicana. Para efectos de evaluar la evolución de la
distribución del ingreso, tomaremos como referencia la diferencia entre el crecimiento
de la productividad y el crecimiento de las remuneraciones medias reales con
base en las horas trabajadas. Una mayor divergencia entre ambos indicadores
apuntaría a que la distribución del ingreso se está tornando más regresiva y
viceversa, una menor diferencia apuntaría a una distribución más progresiva. Para
la manufactura en su conjunto el remanente entre productividad y remuneraciones
reales fue de 1.9 durante 2007-2012, mientras, a nivel ramal supero los 13 puntos
en las dos ramas industriales más dinámicas (de un total de 86): motores de
combustión interna, turbinas y transmisiones; computadoras y periféricos. Con
ello, se estaría asistiendo a una distribución del ingreso más regresiva
particularmente en las ramas manufactureras más dinámicas e integradas a los
mercados externos.
La
mayor regresividad en la distribución del ingreso y por lo tanto, el aumento de
la tasa de explotación, no se tradujo en una elevación de la inversión, de
hecho el coeficiente de inversión global se estancó en un 22.3 por ciento durante
el mismo periodo. Ello pudiera explicarse porque los menores costos que implica
una elevación de la tasa de explotación (vía reducción del salario real) se ven
más que contrarrestados por las menores ventas que provoca el empobrecimiento
de los trabajadores. Las menores ventas impactan adversamente sobre la
rentabilidad empresarial y por esta vía sobre la inversión. La situación es muy
diferente en las ramas más dinámicas integradas a los mercados internacionales.
En ellas los bajos costos (asentados en bajos salarios), las vuelven competitivas
internacionalmente, a su vez, como exportan buena parte de su producción, no se
ven perjudicadas por el pobre desempeño del mercado interno.
A
un año de la reforma laboral que seguramente ha acentuado las tendencias anteriores,
el empresario industrial nacional debiera mostrarse más reflexivo y privilegiar
una visión de conjunto, nacionalista y de largo plazo, antes de alinearse ciegamente
con los intereses del puñado de empresas exportadoras que han sido las grandes
ganadoras del andamiaje actual. Una reflexión muy similar se debiera hacer en
el contexto de la recientemente aprobada reforma que privatiza a PEMEX.
http://economiamexicanaennumeros.blogspot.mx/
http://economiamexicanaennumeros.blogspot.mx/
Comentarios
Publicar un comentario
Deja tu comentario: