Economía Moral 19.07.2013

Julio Boltvinik
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sta semana se dieron a conocer los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH2012).
Sabíamos que los ingresos laborales continuaron cayendo entre 2010 (año de la ENIGH anterior), gracias al seguimiento por parte del Coneval (que se denomina Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza, ITLP) de los datos del ingreso del trabajo que capta cada trimestre la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del mismo Inegi. Según la página web del Coneval, el ITLP habría pasado del tercer trimestre de 2010 al mismo trimestre del 2012 de 1.15 a 1.25, indicando que la pobreza alimentaria (si la persona sólo contara con el ingreso de su trabajo que es el único que capta la ENOE) sería 25 por ciento más alta en 2012 que en 2005, mientras en 2010 era 15 por ciento más alta. Estábamos preparados para que la ENIGH2012 mostrara un descenso en los ingresos de los hogares entre 2010 y 2012. Sin embargo, las tres primeras frases del boletín con el que el Inegi dio a conocer los resultados afirman que el ingreso corriente total de los hogares aumentó, en términos reales en 8.3 por ciento respecto a 2010; que elingreso monetario creció en 7.8 y el no monetario 10.4; y que el ingreso promedio por hogar creció 1.5 por ciento. Más adelante añaden que el ingreso monetario por hogar creció en 0.9 por ciento. La sensación de dejà vume vino de golpe. Hace exactamente 10 años, en 2003, el anterior presidente del Inegi nos hizo poner cara de me están viendo la cara cuando, con la mismacara dura del de ahora, presentó los resultados que mostraban un crecimiento no despreciable de los ingresos de los hogares entre 2000 y 2002, periodo sin crecimiento económico.
Los datos de la ENIGH2012 confirman lo predicho por el ITLP: el ingreso promedio por hogar derivado deremuneraciones al trabajo subordinadodecrecen 4.9 por ciento entre 2010 y 2012. Y aunque los ingresos por trabajo independiente por hogar crecen 13.1 (y los otros ingresos por trabajo, 3.9) no alcanzan a compensar la pérdida anterior: el total de ingresos por trabajo disminuye, pero sólo 500 pesos trimestrales (2 por ciento) que son compensados por las transferencias y la renta de la propiedad entre los rubros monetarios y por las transferencias en especie entre los rubros no monetarios. Desde que mido la pobreza con base en las ENIGH, un ajuste inicial a la base de datos de ingresos de esta encuesta consiste en calcular, para cada hogar, el saldo neto de las transferencias que recibe y otorga. Esto evita la sobreestimación de los ingresos de los hogares que se produce con el procedimiento del Inegi, que concibe como ingreso el monto recibido por transferencias de otros hogares residentes en el país, pero sin descontar del ingreso del hogar que otorga la transferencia, el monto donado. Esto lleva a contar dos veces tal ingreso. Si una persona en una reunión regala un billete de mil pesos a la persona que está a su izquierda, ésta lo regala a quien le sigue en el círculo, y así sucesivamente hasta que el billete regresa a la persona inicial, usted y yo consideraríamos que el nivel de ingreso de las personas ahí reunidas no cambió. Sin embargo, el Inegi sostendría que todos aumentaron su ingreso en mil pesos. Una vez hecho el cálculo de su valor neto, estos rubros se verán disminuidos y no podrán compensar la leve caída en el ingreso por trabajo.
Quedan dos rubros por examinar para saber si la baja sustancial en el ingreso por trabajo subordinado pudo haber sido compensada (con algún grado de confianza) por ellos: la renta de la propiedad y el ingreso por trabajo independiente. En todo el mundo las encuestas de hogares subestiman mucho el ingreso de los hogares que se obtiene de las declaraciones de impuestos (en países donde es una práctica casi universal) o del sistema de cuentas nacionales (CN) en casi todos. En México, la subestimación de la ENIGH respecto del ingreso de los hogares estimado en la Cuenta de los Hogares del Subsistema de Cuentas Institucionales era de 54 por ciento en 1998: es decir, el dato de la ENIGH correspondía a 46 por ciento del de CN. La remuneración de asalariados es el rubro de ingresos de la ENIGH que más se acerca a las CN: es igual al 66 por ciento. Pero los cálculos de renta de la propiedad (intereses, rentas de la tierra y de inmuebles y dividendos) son un desastre total: fueron, en 1998, sólo 1.7 por ciento del dato de CN. Un rubro tan mal captado puede observar cambios bruscos de un año a otro sin reflejar, para nada, lo ocurrido en los hogares. La renta de la propiedad disminuyó entre 2006 y 2008 en 45.8 y 31.8 por ciento de 2008 a 2010, para aumentar 25.2 por ciento de 2010 a 2012. Se trata de un rubro con cero confiabilidad. El ingreso por trabajo independiente de la ENIGH equivale a sólo el 40 por ciento del de CN y también tiene un comportamiento errático en el tiempo: aumentó 48.9 por ciento entre 2006 y 2008 y luego disminuyó 35.5 entre 2008 y 2010 para volver aumentar 20.5 entre 2010 y 2012. Tiene también muy baja confiabilidad. Concluimos, pues, que los rubros que compensaron la caída en el ingreso por trabajo subordinado están mal calculados (las transferencias en efectivo y en especie) o son muy poco confiables (renta empresarial e ingresos por trabajo independiente). Queda como única verdad sólida, la caída del ingreso por trabajo subordinado.
Pero las cifras de ingreso del Inegi tienen un problema más general y, por ello, más grave. Si lo que queremos conocer es la evolución del poder adquisitivo de los hogares, necesitamos saber no sólo cómo se movió el ingreso nominal que cada hogar obtiene, sino cómo se movieron los precios de lo que puede comprar y efectivamente compra cada grupo de hogares. Sin embargo, para comparar el ingreso en varios años, el Inegi calcula los ingresos reales usando el índice general del INPC para todos los hogares, pobres y ricos por igual. Si bajan los precios de los automóviles nuevos o los pasajes de avión, y los demás precios no cambian, aumentaría el ingreso real de los hogares del decil I. Como se ve en los resultados de la ENIGH 2012, la estructura del gasto cambia radicalmente entre los deciles extremos: mientras el Decil I dedica 52.1 por ciento de su gasto total a alimentos y bebidas, el decil X sólo dedica el 22.9 por ciento, y si sólo se consideran los alimentos consumidos en el hogar, sólo el 14.4 por ciento. En cambio, dedica casi 40 por ciento de su ingreso a transportes, comunicaciones, educación y esparcimiento, en contraste con el decil I, que le dedica sólo el 15 por ciento. En la gráfica presento los resultados de otra manera de calcular la inflación a la que se enfrentan los diferentes deciles con base en los índices de precios por objeto del gasto (9 categorías). El resultado es radicalmente distinto: los primeros cinco deciles habrían enfrentado una inflación de entre 37 y 34.4 por ciento entre 2006 y 2012. Pero el Inegi les aplicó a todos una inflación de 29.3 por ciento, subestimando en 7.7 puntos porcentuales (26 por ciento) la inflación que golpeó al decil I. El Inegi subestima la inflación que afecta todos los deciles. El ingreso no subió: se calculó mal.

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