ASÍ VAMOS… LO QUE ESTÁ EN JUEGO EN EL CONFLICTO DE LA DEUDA DE EU
Juan Castaingts T Profesor Investigador UAM-I
Lo que está en juego en el conflicto de la deuda de EU es mucho más que la rivalidad sobre quién será el próximo presidente de los EU o la posibilidad de una suspensión de pagos de corta duración.
Lo que sucede en los EU es un síntoma de algo más grave. Se trata de un torbellino de alto grado de intensidad que se está presentando en todo el sistema monetario y financiero internacional y de la amenaza de que la crisis económica actual, se siga expresando por medio de un largo período de estancamiento.
Es fundamental subrayar que todos los procesos económicos hoy día son básicamente monetarios. Hay dos clases de dinero: el que emiten los estados nacionales o un conjunto de estados como es el caso de Euro y, el dinero basado en una deuda de cualquier tipo. El segundo es emitido por los bancos, el sistema financiero y las deudas gubernamentales. El primer tipo de dinero es administrado por los bancos centrales el segundo, por el mercado financiero.
Los mercados financieros no son autorregulables y funcionan en forma muy diferente a los mercados de bienes y servicios. Cuando sube el precio de éstos últimos, la demanda de ese bien tiende, en general, a bajar; por el contrario, en los mercados financieros, cuando el precio de una acción sube, la demanda de esa acción aumenta. Las compras de bienes y servicios están orientadas por el gusto, la necesidad, el prestigio, la diversión, etcétera. Las compras de productos financieros se guían por las posibles ganancias monetarias en un futuro que, por definición, es incierto. La teoría económica convencional y en especial la neoliberal, han cometido el grave error de confundir estos dos mercados.
Todo el dinero basado en deuda sólo son promesas de pago en el futuro. Las acciones también son promesas de pago en el futuro. Como el futuro es incierto, las promesas de pago también lo son. Además son promesas de pago a cubrirse en una determinada moneda nacional. El que tiene en sus manos esas promesas de pago, espera dos cosas. Primero, que esas promesas de pago se cumplan, es decir, que le paguen. Segundo, que la moneda en la que le van a pagar mantenga su valor. Si la tasa de inflación de la moneda en que le van a pagar es elevada, el riesgo que corre es mayor, por lo que pedirá una tasa de interés más elevada.
El caso es que ahora con la mundialización hay un tercer requisito que tiene el tenedor de las promesas de pago y es que la moneda con la que le van a pagar tenga convertibilidad adecuada con otras monedas, sobre todo con la moneda clave de referencia que hasta la fecha ha sido el dólar. Todos estos requisitos se expresan en las “primas de riesgo”.
La deuda de EU tiene así dos problemas fundamentales. Primero, el dólar está dejando de ser la moneda de referencia clave en el sistema monetario internacional y, con las turbulencias por la disputa de la deuda, el proceso se acelera. No hay moneda clave de reemplazo. El euro vive fuertes turbulencias. El yen ha perdido importancia y el yuan (chino) aun no tiene ni de lejos, la fuerza como para constituirse en moneda de referencia internacional. Un sistema monetario internacional sin un sistema de referencia hacia una moneda o hacia un valor, es un sistema inestable y peligroso para todo el proceso financiero y de pagos internacional. El oro ya no tiene el papel de valor de referencia ni parece que lo pueda tener en un futuro cercano.
En segundo lugar, dado que las monedas de varios países se hicieron peligrosas, se suponía que el dólar era la moneda segura y que esa seguridad era suficiente como para que grandes empresas y otros países tuviesen al dólar en sus reservas a pesar de la nula o baja tasa de interés que con ello ganaban. Se suponía que el gobierno de EU era inquebrantable. La garantía de seguridad del gobierno de EU era un pilar simbólico del sistema monetario de EU y mundial. Ese pilar simbólico, sea cualesquiera la solución a que se llegue, se está desvaneciendo. No sólo los países latinoamericanos, Grecia, Portugal, España o incluso Italia, pueden quebrar; ahora los EU también lo pueden hacer. Por eso una solución en la deuda de EU que sólo gane tiempo, puede tener graves consecuencias mundiales.
Agréguese que, si la proposición republicana es pésima, la demócrata también es mala. Cuando se hace una fuerte reducción del gasto público en medio del estancamiento, se corre el altísimo riesgo de que, ante la disminución de la demanda causada por este hecho, se pueda caer en una nueva etapa de la crisis económica.
asi_vamos@yahoo.com.mx
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