Repunte de la economía norteamericana
Samuel Ortiz Velasquez
El pasado miércoles Agustín Carstens gobernador del Banco de México calificó como “vigorosa” la recuperación de la economía mexicana para 2010, así elevó la expectativa de crecimiento a 4.2 por ciento (unos días atrás, el FMI elevó la expectativa a 4 por ciento). Ello sin embargo, dijo, dependerá del desempeño de la economía de los Estados Unidos. Al respecto, se nota que el Sr. Carstens ya tenía conocimiento del notorio repunte de la economía norteamericana durante el cuarto trimestre de 2009.
Efectivamente, dos días después, el Departamento de Comercio de los Estados Unidos, daba a conocer que la actividad económica nacional de aquel país medida a través del Producto Interno Bruto (PIB) creció al 5.7 por ciento durante el cuarto trimestre de 2009 con relación al trimestre inmediato anterior (con cifras ajustadas por estacionalidad), sumando así dos trimestres con variaciones positivas. Se trata de una expansión que no se veía desde 2003, solo que a diferencia de Agustín Carstens, Christina Romer (principal asesora económica del presidente Obama) se mostró muy cautelosa con la noticia.
El crecimiento del PIB estadounidense en el cuarto trimestre de 2009 se explica en una cuarta parte por el gasto de consumo personal que creció en el periodo al 2 por ciento (0.8 puntos menos que en el trimestre anterior); en una tercera parte por la inversión nacional privada bruta que creció a una tasa de 39.3 por ciento (en el tercer trimestre esta creció al 5 por ciento). En su interior, la inversión fija se expandió al 3.5 por ciento (el trimestre anterior decreció a una tasa de 1.3 por ciento), contribuyendo así con un 7 por ciento al crecimiento del PIB, mientras el cambio en los inventarios privados explicó el crecimiento en casi un 60 por ciento (en el trimestre anterior su participación fue de 31 por ciento).
Por su parte, las exportaciones netas (exportaciones menos importaciones) contribuyeron en casi 9 por ciento. En su interior, las exportaciones de bienes y servicios crecieron en el periodo a una tasa de 18.1 por ciento (0.3 puntos porcentuales más que el anterior trimestre), mientras las importaciones lo hicieron al 10.5 por ciento (11 puntos menos que el anterior periodo). Finalmente, el gasto de gobierno no contribuyó al crecimiento del PIB y si decreció al 0.2 por ciento, durante el tercer trimestre este había creció al 2.6 por ciento.
En suma, el crecimiento económico de los Estados Unidos se apoyó en lo básico en: la desacumulación de inventarios privados, la relativa mejora del gasto de consumo personal, de las exportaciones y la caída de las importaciones. Ello es el resultado de la política económica seguida por el gobierno de Obama, en México sin embargo, como bien dice Carstens el comportamiento de la incipiente economía nacional depende de la evolución de la economía del país vecino.
Así, todo parece indicar que habrá una recuperación de la economía mexicana en 2010, pero esta vendrá de fuera y solo beneficiará al puñado de empresas que trabajan para el mercado externo sin capacidad de arrastre sobre el resto de la economía, por los débiles eslabonamientos productivos, si a ello agregamos los salarios reales a la baja y elevado desempleo esto significará que las condiciones internas no mejorarán. Aunque Carstens declare que es necesario reactivar los motores internos de la economía, lo cierto es que desde su paso por Hacienda ha hecho todo lo contrario para conseguir ese objetivo. (http://samuelortizvelasquez.blogspot.com)
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