Adiós al mini incremento salarial

Samuel Ortiz Velasquez

Hace unos días el Banco de México dio a conocer el comportamiento de la inflación durante la primera quincena de enero de 2010, como se esperaba, la inflación medida a través del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró un crecimiento quincenal de 0.75 por ciento cuando el mercado esperaba un aumento de 0.65, en el mismo periodo de 2009 la variación fue de 0.15 por ciento. Así los precios de los bienes y servicios inician el año creciendo 5 veces más que el año anterior. Hay que decir que dicho aumento no se presentaba desde la primera quincena de enero del año 2000.



Por componentes, se observa que la inflación subyacente (la cual excluye los elementos considerados como volátiles) explico el crecimiento del INPC en un 41 por ciento, influido fundamentalmente por el crecimiento de 0.83 por ciento en el precio de los alimentos. Entretanto, la inflación no subyacente explicó el INPC en un 59 por ciento, influido por los aumentos en los precios de los productos agropecuarios, principalmente el grupo de frutas y verduras que reportó un crecimiento quincenal de 3.13 por ciento, asimismo, por los incrementos en componentes del subgrupo de los bienes y servicios administrados y concertados, particularmente el de las tarifas del transporte público.
Si consideramos los elementos que más incidencia tuvieron en el comportamiento alcista del INPC, tenemos que este se explica en un 42 por ciento por las participaciones relativas de los siguientes rubros: gasolina de bajo octanaje y gas doméstico 10 por ciento; autobús urbano 7.7 por ciento; metro o transporte eléctrico 5.5 por ciento; cebolla 5.3 por ciento; servicio telefónico local 4.8 por ciento; automóviles 4.3 por ciento y cerveza 4.1 por ciento. Es decir, muy al contrario de lo que declaró a inicios de año el Secretario de Hacienda Ernesto Cordero en el sentido de que los incrementos a la gasolina, el diesel y el gas no tendrían un impacto inflacionario, hoy se observa que buena parte del repunte de la inflación obedece al descongelamiento de los precios de dichos insumos básicos.
En suma, 2009 concluyó con una inflación anual de 3.6 por ciento, frente a ello, el gobierno federal incrementó el salario mínimo nominal en 4.9 por ciento para 2010, así, 2010 llegó con un salario mínimo que aumentó en términos reales apenas un 1.3 por ciento, dicho nivel ¡ha caído en un 60 por ciento durante los primeros 15 días del año nuevo!
Con la inflación al alza, un raquítico aumento del salario mínimo y el desempleo apabullante, el resultado significará un duro golpe para la de por si ya castigada economía de las familias. A nivel macroeconómico ello se traducirá en un mercado interno que no se recuperará. En este contexto, las expectativas de crecer por arriba del 3 por ciento en 2010 (Hacienda dixit), dependerán de factores externos, a saber, del desempeño de la economía de los Estados Unidos. (http://samuelortizvelasquez.blogspot.com)

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