La industria mexicana en las cadenas globales de valor
SAMUEL ORTIZ VELÁSQUEZ
La Jornada de Zacatecas. 03.05.2014, p. 18. En días pasados INEGI
presentó un nuevo producto, se trata de las estadísticas sobre valor agregado
de exportación de la manufactura global (VAEMG) para el periodo 2003-2012. El VAEMG
se define como “el valor añadido por una economía a los productos de
exportación, los cuales son parte de un proceso de producción global, que se
llevan a cabo a lo largo de diferentes países y como parte de los nuevos
procesos de producción inmersos en las cadenas globales de valor” (INEGI dixit). Para la medición del VAEMG se
consideraron dos aspectos: la participación de las manufacturas en las cadenas
globales de valor y los arreglos de producción que utilizan dichas empresas. El
VAEMG se calcula como la suma del consumo intermedio de origen nacional más el
valor agregado bruto.
La
información es relevante para situar la participación de la manufactura
mexicana en el proceso de segmentación de las cadenas de valor a nivel mundial;
proceso profundizado desde principios de la década de los ochenta, inicialmente
en cadenas como la autopartes-automotriz, la electrónica y la
hilo-textil-confección (Piore y Sabel 1984; Dussel Peters 2010). Es importante
señalar que una cadena de valor se define como el “amplio rango de actividades
involucradas en el diseño, producción y comercialización de un producto”
(Gereffi 2001). La cadena se fragmenta en distintos procesos del proceso
productivo, dando lugar a una dispersión geográfica de esos segmentos,
generando con ello, la aparición de complejas redes inter e intra empresa y de
estructuras de control, las cuales representan fuertes barreras a la entrada
para empresas y territorios.
Las
citadas barreras a la entrada de las empresas trasnacionales líderes de las cadenas
globales y su respectiva racionalidad en la búsqueda por elevar su rentabilidad
por una parte, y la respuesta específica desde los territorios (a nivel
macroeconómico, microeconómico e institucional), contribuyen a explicar el tipo
específico de inserción de empresas y territorios a la dinámica global, con sus
consiguientes repercusiones en términos de encadenamientos productivos,
empleos, salarios, inversión, etc. Por ejemplo, si el proceso descrito empuja a
las manufacturas en un país determinado a participar en segmentos de bajos
niveles de generación de valor agregado (v.
gr. ensamble de partes/componentes), mientras los segmentos de diseño y
fabricación de partes/componentes (de mayor valor agregado) tienen verificativo
en otros países, el resultado derivará entre otras cosas, en el debilitamiento
de encadenamientos productivos internos, bajos niveles de ocupación e
inversión, etc.
En
2008 del total de exportaciones mexicanas de bienes y servicios, el 76.6 por
ciento corresponde a exportaciones de la industria manufacturera mexicana. De
dicho subtotal, el 71.1 por ciento corresponde a exportaciones de las
manufacturas globales, del cual, el valor agregado de la manufactura mexicana
hacia el resto del mundo corresponde al 36.9 por ciento. Desde otra perspectiva,
el 26.6 por ciento de la producción de la industria manufacturera mexicana
forma parte de las cadenas de valor globales, es decir, es producción que
participa de alguna manera en segmentos de las cadenas globales sea como proveedor
de insumos, sea como diseñador, sea como ensamblador, etc. De ese 26.6 (INEGI
la nombra producción manufacturera global), un 36.9 por ciento corresponde al
VAEMG. Es importante señalar que la participación del VAEMG como parte de la
producción manufacturera global se elevó 2.4 puntos porcentuales en 9 años al
pasar de 40.7 a 43.1 por ciento entre 2003 y 2012. De los elementos que
integran al VAEMG el consumo intermedio de origen nacional creció a tasas
promedio anual de 7.2 frente a un 4.5 por ciento del valor agregado bruto, con
ello, bien pudiera hablarse de que en 9 años mejoraron en alguna medida los
encadenamientos productivos hacia atrás de las manufacturas globales con
proveedores locales.
Pero
tal conclusión se debe tomar con cautela, pues el VAEMG está muy concentrado en
unas cuantas ramas, de hecho, entre 2003-2012 de un total de 86 ramas
industriales, apenas 4 explicaron el 62.8 por ciento del valor agregado de
exportación generado por las manufacturas globales. De éstas, las dos primeras
forman parte de la cadena autopartes-automotriz (automóviles/camiones y partes
para vehículos automotores) y explicaron el 47.4 por ciento del VAEMG, mientras
las siguientes dos forman parte de la cadena de la electrónica (componentes
electrónicos y equipo de audio y video) y explicaron el restante 15 por ciento.
Es interesante observar que desde 2003 y particularmente desde 2009 (con la
crisis económica mundial), las dos ramas de la cadena autopartes-automotriz
elevaron notablemente su valor agregado de exportación con tasas de crecimiento
promedio anual superiores al 28 por ciento entre 2009-2012. Mientras, en el
caso de las ramas de la cadena de la electrónica, el indicador permaneció sin
cambios entre 2003-2012 (ver gráfico 1).
En
suma, las estadísticas sobre VAEMG son relevantes para comprender por qué el
crecimiento de 10 por ciento de las exportaciones manufactureras mexicanas entre
1993-2012 no se ha traducido en crecimiento económico impulsado por las
exportaciones (en el mismo periodo el PIB manufacturero creció apenas al 2.4
por ciento).
En 2008 del total de exportaciones mexicanas de bienes y servicios, el 76.6 por ciento corresponde a exportaciones de la industria manufacturera mexicana. De dicho subtotal, el 71.1 por ciento corresponde a exportaciones de las manufacturas globales, del cual, el valor agregado de la manufactura mexicana hacia el resto del mundo corresponde al 36.9 por ciento.
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