ASÍ VAMOS… MÉXICO: ATRASO CRECIENTE EN PRODUCTIVIDAD

Juan Castaingts Teillery Profesor Investigador UAM-I

Se habla mucho de competitividad pero en el fondo, el núcleo de la competitividad es la productividad.

El que mejor ha definido la competitividad es Michael Porter y su concepto de “diamante nacional”. Este concepto comprende cuatro elementos:

1) Los factores disponibles. Las ventajas competitivas de las naciones dependen cada vez menos de su dotación de recursos naturales. Lo clave hoy día son los recursos humanos sobre todo su capacidad creativa, su sistema educativo, su capacidad de innovar. En dos palabras: la fuerza en capacitación, talento al que se ha denominado economía cerebral.

2) La competencia y rivalidad entre las empresas existentes. Para que las empresas realicen una política de inversión activa, deben estar sujetas a una fuerte rivalidad interna, es decir, que haya otras empresas que les hagan una competencia vigorosa. (En México estamos dominados por oligopolios).

3) La formación de la demanda interna. La demanda que se hace en el interior de la nación a las empresas es vital, ya que es difícil que las empresas logren consolidar una ventaja competitiva externa si no cuentan con una fuerza interna suficiente.

4) Sectores de apoyo y conexos. Una empresa no existe sola, requiere de sectores proveedores que le ofrezcan materias primas de calidad y precios adecuados, necesita de compradores y, precisa compartir actividades que le permitan integrarse en las cadenas que generan alto valor agregado.

Cuando un país cuenta con zonas en las que existe el diamante real, dicho país tendrá empresas y sectores competitivos a nivel internacional.

Al final de cuentas todos los elementos del diamante deben de concurrir y reflejarse en un hecho clave que es la productividad del trabajo y del capital, que es lo que en última instancia se refleja en costos y calidad de los bienes y servicios elaborados.

El Centro de Investigación para el desarrollo (CIDAC) elaboró un interesante estudio sobre la productividad en México y en el mundo y según él, en los últimos 20 años de 1991 al 2009 los incrementos de productividad (del trabajo y del capital) fueron los siguientes: Corea del Sur 82.8%, Irlanda 64.2%, Estados Unidos 34.9%, Portugal 34.1%, Japón 31.7%, Francia 26.4%, España 22.6% y México 2.1%.

Faltan China y la India, que son el gran paradigma de la productividad en la época actual. El caso es que México no queda mal sino pésimo. Primero, el aumento total de nuestra productividad en 20 años es de tan solo 2.1% es decir, nada. Segundo, cada vez estamos más lejos de todos nuestros competidores y por ende, nuestra inserción al mercado mundial cada vez es más problemática. Tercero, desde la entrada al TLC y la enorme apertura al mercado mundial no ha habido nada por parte de gobiernos y empresarios que incremente lo básico que es la productividad. La implantación del neoliberalismo como eje de la política económica ha sido simplemente un gran fracaso. Todo se ha dejado al mercado, se eliminaron las políticas públicas en materia de industria y comercio, se supuso que los empresarios nacionales y extranjeros al actuar en términos del mercado tomarían decisiones “óptimas” que nos conducirían al progreso.

Los 20 años del análisis y los casi 30 del neoliberalismo implican a gobiernos del PRI y del PAN. Los primeros lo hicieron muy mal y los segundos peor. No hay que especular, el estancamiento de la productividad es la principal causa del estancamiento económico que padecemos.

Se puede decir con razón que una de las causas de la baja productividad es la existencia de una enorme economía informal y el estudio del CIDAC así lo aclara: “Un ejemplo claro de la relación entre productividad y mercado informal se encuentra en el caso colombiano. McKinsey & Company señaló que si bien la productividad del sector formal en Colombia era del 41% de la de Estados Unidos, la del sector informal, que absorbe en promedio el 58% de la fuerza laboral del país, es apenas el 6% de la productividad en los Estados Unidos. En otras palabras, ¡la productividad del sector formal es siete veces mayor que la productividad del sector informal!”.

Pero, en México el sector informal es fuerte y creciente por la debilidad del sector formal, por su baja productividad y su incapacidad de crecer. La fuerza del sector informal es la consecuencia y no el origen del problema.

El grueso de nuestros empresarios carece de “espíritu empresarial”. Tenemos un gobierno que no modifica en nada sus acciones a pesar de sus graves fracasos en política económica y en su lucha contra el narcotráfico.

castaingts42-juan@yahoo.com.mx

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