La ignorancia de los que toman las decisiones económicas

ARTURO HUERTA GONZÁLEZ 
La Jornada de Oriente

El ex gobernador del Banco de México, el señor Guillermo Ortiz, desde Davos, Suiza, hizo un llamado a las autoridades monetarias y hacendarias del país a evitar caer en mayor apreciación del peso respecto al dólar dado su efecto en contra de la competitividad de la producción nacional. Cabe recordarle al señor Ortíz que la moneda nacional durante su mandato se apreció mucho más de lo que está actualmente. Hasta antes de la crisis de septiembre–octubre de 2008, el peso tenía una apreciación de más de 30 por ciento en relación a la paridad existente en 1996, cuando la economía nacional tenía superávit de comercio exterior, y el señor Ortiz cuando estuvo al frente del banco central no hizo nada por corregir dicha distorsión de precios relativos, que ha llevado a que las importaciones desplacen a la producción nacional y el país tenga menos industria, menos sector agrícola, menos empleo, menos crecimiento económico, y presiones crecientes sobre el sector externo. El señor Ortíz bien sabe que dicha política ha predominado a favor del sector financiero y que por eso no se cambia, no obstante los problemas que se derivan de ello.
Con la crisis manifestada en septiembre–octubre de 2008, la relación peso–dólar se fue a más de 15 pesos por dólar; es decir, tuvo un ajuste el tipo de cambio de 48 por ciento. Desde entonces las autoridades monetarias y hacendarias han venido instrumentando políticas para volver a fortalecer la moneda nacional, a través de mantener tasas de interés por arriba de la de Estados Unidos para atraer capitales, incrementar reservas internacionales y así abaratar el dólar y fortalecer al peso. En el mismo sentido se ha desempeñado la política de disciplina fiscal y el proceso de extranjerización de sectores estratégicos de la economía, dirigidos a atraer capitales para regresar la paridad cambiaria, a la situación en la que se encuentra actualmente.
Los funcionarios de la SHCP (nos referimos al titular de la Unidad de Planeación Económica de dicha secretaría) el día 31 de enero ha declarado, que no se percibe que haya problemas con el nivel actual del tipo de cambio que se ubica en menos de 12 pesos por dólar. Señaló que las autoridades hacendarias están muy contentas con la evolución y funcionamiento del tipo de cambio, ya que, según el, ello “es consistente con la recuperación de la economía mexicana, y no hay señales de que esté teniendo problemas, que se estén generando desbalances”. Señaló que esta paridad aún percibe una depreciación muy significativa. Dicha afirmación la refiere al hecho que el tipo de cambio en agosto de 2008 estaba en 10.20 pesos por dólar, y de ahí que vea que la relación de 12 pesos refleje una devaluación. Pero dicho funcionario debe saber que la paridad cambiaria tiene que ajustarse al diferencial de precios entre México, y su principal socio comercial, que es Estados Unidos, y el problema es que ello no ha pasado. Desde 1996 a la fecha dicha paridad cambiaria muestra una apreciación de nuestra moneda de alrededor de 20 por ciento, no obstante la devaluación que se dio en septiembre–octubre de 2008, evidenciando que la flexibilidad del tipo de cambio defendida por él, no se ha ajustado al diferencial de precios entre un país y el otro.
El señalar por parte de dicho funcionario que el tipo de cambio flexible ha funcionado de manera adecuada, lo ha sido a favor del sector financiero, ya que éste es el que ha ganado por las altas tasas de interés que el país paga, como porque está invirtiendo en aquellos sectores estratégicos que el gobierno le ha abierto al capital para atraerlos y así incrementar las reservas internacionales y poder abaratar al dólar y fortalecer al peso. En cambio, el sector afectado, como dijimos, ha sido el sector productivo nacional que no ha podido hacer frente a la competencia de importaciones baratas, trayendo consigo mayor desempleo y miseria en el país.
El funcionario de la SHCP señaló que el déficit de cuenta corriente en 2010 fue de 0.5 por ciento del PIB, por lo que según él evidencia que la paridad cambiaria actual no representa problemas a la economía. A dicho funcionario habría que decirle que hay que analizar la balanza de comercio exterior no petrolera, y ésta presenta un déficit comercial latente desde hace muchos años como resultado de los fuertes rezagos productivos y la falta de competitividad que ha ocasionado la apreciación de la moneda nacional, lo que nos ha llevado a depender cada vez más del comportamiento de las variables externas, como las remesas, el lavado de dinero y la entrada de capitales, donde destacan cada vez más los flujos de capital financiero–especulativos. De hecho, tal funcionario dijo que habría que asegurar que los flujos de capital se canalicen de manera apropiada, y el problema es que no van a la esfera productiva, sino al mercado de dinero y de capitales, y se pueden ir en cualquier momento, evidenciando la fragilidad y vulnerabilidad en que está dicha paridad cambiaria y la economía en su conjunto.

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