“POBRES” VERSUS “VULNERABLES” EN MÉXICO
Samuel Ortiz Velasquez
El Universal 19/12/09
Hasta antes del 10 de diciembre de 2009, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) organismo que depende de la Secretaría de Desarrollo Social (es decir, que dependía hasta hace unos días del hoy secretario de Hacienda Ernesto Cordero, otrora secretario de Desarrollo Social), medía la pobreza solo en función del ingreso personal. Con base en dicho criterio, en julio pasado el organismo informaba del fuerte aumento de la pobreza patrimonial (PP) ocurrido durante el primer trienio del gobierno de Felipe Calderón [1].
Efectivamente, en 2008 la pobreza afectó al 47.6 por ciento de los mexicanos (50.6 millones de habitantes), mientras en 2006 se encontraba en tal situación el 42.6 por ciento (44.7 millones de habitantes). Ello significa que de 2006 a 2008 ¡cerca de 5.9 millones de mexicanos se incorporaron a las filas de la pobreza! Dicha cifra aun no considera los impactos de la actual crisis económica sobre los niveles de bienestar de la población.
El pasado 10 de diciembre, el Coneval presentó nuevas cifras de pobreza. Los nuevos datos son por demás sorprendentes y ridículos, pues resulta que en 2008 la pobreza en realidad afectó solo a un 44.2 por ciento de los mexicanos (47.2 millones de personas) y no al 47.6 por ciento como anteriormente se había dicho. Así, con relación a la información divulgada en el mes de julio de este año, esto significa que ¡3.4 millones de mexicanos dejaron de figurar en las estadísticas oficiales como pobres! Ello equivale a decir que entre 2006 y 2008, el número de pobres se habría incrementado en 2.5 millones y no en 5.9 millones de personas.
La razón es sencilla, el Coneval cambió la metodología para cuantificar la pobreza, ahora se incorporan a su medición los siguientes derechos sociales: 1) rezago educativo; 2) acceso a los servicios de salud; 3) acceso a la seguridad social; 4) calidad y espacios de la vivienda; 5) servicios básicos en la vivienda y 6) acceso a la alimentación.
A priori se esperaría que debido a la incorporación de nuevos criterios, la pobreza tendría que aumentar, ello en virtud de que se sumarían a los pobres las personas que aún contando con un ingreso diario superior al mínimo necesario para satisfacer sus necesidades básicas (es decir, que rebasan la línea de bienestar, antes llamada línea de pobreza), tienen otro tipo de carencias sociales. No obstante, como vimos, ocurre exactamente lo contrario, ello porque el Coneval presenta una nueva definición de pobreza ahora llamada “multidimensional”, la cual se refiere a la población que tiene un ingreso menor a la línea de bienestar y además que carece de por lo menos uno de los seis derechos sociales. Con tal definición, la medida de la pobreza se vuelve muy estrecha.
Así resulta que en 2008, de una población total de 108 millones de mexicanos, un 77.2 por ciento presenta al menos una carencia social (82.4 millones de personas). Entretanto un 48.7 por ciento tiene un ingreso inferior a la línea de bienestar (52 millones de habitantes), de este último, un 4.5 por ciento de la población es vulnerable (ojo, no es pobre) solo por ingresos (4.8 millones de personas), mientras un 44.2 por ciento además de ser vulnerable por ingresos, sufre al menos una carencia social, estos son los nuevos pobres.
El remanente entre 77.2 y 44.2 es igual a 33 por ciento y nos define el porcentaje de la gente vulnerable solo por carencias sociales (35.2 millones de habitantes). En consecuencia un 37.5 por ciento de la población es vulnerable (mas no pobre) ya sea por ingresos o por carencias sociales (40 millones de mexicanos).
En suma, con la nueva metodología, solo un 18.3 por ciento de la población mexicana no es considerada como pobre; un 37.5 por ciento es vulnerable (o semi–pobre) y un 44.2 por ciento de la población se encuentra en situación de pobreza.
Bajo esta nueva lógica, si el ingreso de una familia alcanza para rebasar mínimamente la línea de bienestar, y/o ello implica sacrificar la educación de los hijos pues estos tienen que trabajar para alcanzar la línea de bienestar, y/o tienen que habitar en un espacio estrecho que carece de los servicios básicos, y/o no cuentan con los servicios de salud y de seguridad social porque los miembros trabajan en la economía informal, y/o medio comen, medio visten y medio calzan, sencillamente la familia ya no es pobre, solo es vulnerable por carencias sociales, y por lo tanto deja de ser foco de atención para las autoridades federales.
Como señaló recientemente Julio Boltvinik lo que presenta Coneval es una visión de la sobrevivencia humana más que una visión de la vida humana digna.
Hasta antes del 10 de diciembre de 2009, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) organismo que depende de la Secretaría de Desarrollo Social (es decir, que dependía hasta hace unos días del hoy secretario de Hacienda Ernesto Cordero, otrora secretario de Desarrollo Social), medía la pobreza solo en función del ingreso personal. Con base en dicho criterio, en julio pasado el organismo informaba del fuerte aumento de la pobreza patrimonial (PP) ocurrido durante el primer trienio del gobierno de Felipe Calderón [1].
Efectivamente, en 2008 la pobreza afectó al 47.6 por ciento de los mexicanos (50.6 millones de habitantes), mientras en 2006 se encontraba en tal situación el 42.6 por ciento (44.7 millones de habitantes). Ello significa que de 2006 a 2008 ¡cerca de 5.9 millones de mexicanos se incorporaron a las filas de la pobreza! Dicha cifra aun no considera los impactos de la actual crisis económica sobre los niveles de bienestar de la población.
El pasado 10 de diciembre, el Coneval presentó nuevas cifras de pobreza. Los nuevos datos son por demás sorprendentes y ridículos, pues resulta que en 2008 la pobreza en realidad afectó solo a un 44.2 por ciento de los mexicanos (47.2 millones de personas) y no al 47.6 por ciento como anteriormente se había dicho. Así, con relación a la información divulgada en el mes de julio de este año, esto significa que ¡3.4 millones de mexicanos dejaron de figurar en las estadísticas oficiales como pobres! Ello equivale a decir que entre 2006 y 2008, el número de pobres se habría incrementado en 2.5 millones y no en 5.9 millones de personas.
La razón es sencilla, el Coneval cambió la metodología para cuantificar la pobreza, ahora se incorporan a su medición los siguientes derechos sociales: 1) rezago educativo; 2) acceso a los servicios de salud; 3) acceso a la seguridad social; 4) calidad y espacios de la vivienda; 5) servicios básicos en la vivienda y 6) acceso a la alimentación.
A priori se esperaría que debido a la incorporación de nuevos criterios, la pobreza tendría que aumentar, ello en virtud de que se sumarían a los pobres las personas que aún contando con un ingreso diario superior al mínimo necesario para satisfacer sus necesidades básicas (es decir, que rebasan la línea de bienestar, antes llamada línea de pobreza), tienen otro tipo de carencias sociales. No obstante, como vimos, ocurre exactamente lo contrario, ello porque el Coneval presenta una nueva definición de pobreza ahora llamada “multidimensional”, la cual se refiere a la población que tiene un ingreso menor a la línea de bienestar y además que carece de por lo menos uno de los seis derechos sociales. Con tal definición, la medida de la pobreza se vuelve muy estrecha.
Así resulta que en 2008, de una población total de 108 millones de mexicanos, un 77.2 por ciento presenta al menos una carencia social (82.4 millones de personas). Entretanto un 48.7 por ciento tiene un ingreso inferior a la línea de bienestar (52 millones de habitantes), de este último, un 4.5 por ciento de la población es vulnerable (ojo, no es pobre) solo por ingresos (4.8 millones de personas), mientras un 44.2 por ciento además de ser vulnerable por ingresos, sufre al menos una carencia social, estos son los nuevos pobres.
El remanente entre 77.2 y 44.2 es igual a 33 por ciento y nos define el porcentaje de la gente vulnerable solo por carencias sociales (35.2 millones de habitantes). En consecuencia un 37.5 por ciento de la población es vulnerable (mas no pobre) ya sea por ingresos o por carencias sociales (40 millones de mexicanos).
En suma, con la nueva metodología, solo un 18.3 por ciento de la población mexicana no es considerada como pobre; un 37.5 por ciento es vulnerable (o semi–pobre) y un 44.2 por ciento de la población se encuentra en situación de pobreza.
Bajo esta nueva lógica, si el ingreso de una familia alcanza para rebasar mínimamente la línea de bienestar, y/o ello implica sacrificar la educación de los hijos pues estos tienen que trabajar para alcanzar la línea de bienestar, y/o tienen que habitar en un espacio estrecho que carece de los servicios básicos, y/o no cuentan con los servicios de salud y de seguridad social porque los miembros trabajan en la economía informal, y/o medio comen, medio visten y medio calzan, sencillamente la familia ya no es pobre, solo es vulnerable por carencias sociales, y por lo tanto deja de ser foco de atención para las autoridades federales.
Como señaló recientemente Julio Boltvinik lo que presenta Coneval es una visión de la sobrevivencia humana más que una visión de la vida humana digna.
Notas:
[1] La PP es la población con un ingreso diario inferior al necesario (en el medio urbano es de 64 pesos y en el rural de 40.1 pesos) para cubrir el consumo básico de alimentación, vestido, calzado, vivienda, salud, transporte público y educación.
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