ASÍ VAMOS… PEMEX: SE PODRÍAN HACER MARAVILLAS

Juan Castaingts Teillery Profesor Investigador UAM-I

Nuevamente el precio del petróleo se encuentra al alza y se acerca otra vez, a los 100 dólares por barril. Este es una hecho clave que va a afectar, para bien o para mal, a México.

Ya dijimos que para realizar una buena política económica en México, ésta debería fincarse en dos columnas básicas, la agricultura y la energía. Ya hablamos de la agricultura en el artículo anterior, ahora trataremos el tema de la energía, en especial el de PEMEX.

Pemex sirvió al pueblo en un principio pero luego fue el instrumento de riqueza al servicio de la reproducción del poder del grupo dominante en turno. Fue importante para la soberanía nacional pero lo fue más para el poder y la riqueza del grupo dominante en turno.

El petróleo, como bien fundamental y como recurso clave, puede ser la palanca esencial para no sólo impulsar un fuerte crecimiento de la economía sino para que este crecimiento sea nacional y con una distribución del ingreso que beneficie a todos los mexicanos. El petróleo es un nodo medular para el impulso de la economía nacional.

Una parte importante de la crisis social que vivimos en México, proviene de la destrucción de muchos de nuestros mitos fundadores. El neoliberalismo no sólo destruyó nuestra economía, también golpeó con fuerza nuestras conciencias. Sería absurdo tratar de mantener a toda costa los mismos mitos y creencias (ya que el dinamismo actual requiere cambios) pero, el hecho de cambiar dislocando las creencias y dejar en su lugar sólo un vacío desgarrador, es aún peor. Jugar sin conocimiento con los procesos simbólicos es simplemente criminal. En México el petróleo no sólo es un recurso fundamental, es también un elemento simbólico y mítico esencial en la configuración moderna de nuestra nacionalidad. Privatizar sin ofrecer nada simbólico y real a cambio, es un grave error. PEMEX como elemento simbólico de las esperanzas de crecimiento y distribución del ingreso (además de la soberanía), es uno de los últimos reductos del imaginario colectivo que configura nuestra nacionalidad.

La sociedad no puede existir ajena a la nación y es absurdo pensar que los mercados funcionan también como elementos ajenos a los procesos sociales.

Hay que dejar a un lado dos atavismos: no ver al petróleo como botín, dejar de pensar en la religión que hace del mercado una entelequia que todo resuelve a la perfección.

¿Qué hacer? Las posibilidades son enormes. Algunas ideas:

1. Se debe reanudar el canal terrestre entre el pacífico y el atlántico entre Salina Cruz y Coatzacoalcos. Ahí se puede impulsar un gran centro productor de petroquímicos que no es más que fortalecer lo ya existente.

2. Se requieren grandes empresas (varias privadas y al menos, una estatal fuerte) para impulsar la producción de fertilizantes a partir de los productos petrolíferos.

3. Las refinerías son sistemas complejos en el que forman sistema varios módulos de producción. Los módulos centrales deben ser del Estado y a partir de éstos, se pueden contratar los servicios de diversos módulos de propiedad privada. Se trata no de darle todo a la iniciativa privada ni tampoco de excluirla sino de integrar modernas empresas “red”, cuyo núcleo sea estatal y una red amplia de relaciones con todo tipo de empresas.

4. Ahí en donde no se dispone de la tecnología adecuada, se pueden realizar contratos con empresas extranjeras pero éstos deben ser como los proponen las iniciativas de ley en los cuales las empresas extranjeras deben hacer en forma independiente la parte contratada. Es necesario utilizar como referencia los múltiples contratos que hoy existen, como por ejemplo: el tren de alta velocidad español Ave, que se realizó en base a empresas y tecnologías francesas pero que incluyó que en la construcción, participaran empresas españolas, lo mismo que en la provisión de algunas partes e implementos; además, se hicieron empresas mixtas en las que los españoles aprendieron el “know-how” y participaron en todos los procesos. Hoy el Ave es materia de exportación para los españoles. Asi han procedido los chinos, los indios y en la Europa oriental ¿Por qué nosotros debemos entregar todo?

5. El Instituto Mexicano del Petróleo está abandonado pero es fundamental. Hay que reimpulsarlo.

Hay que partir de la idea de que lo primordial es la sociedad y el lazo (cemento y cimiento) que la une y la posibilita y, de ahí se establece qué clase de mercado, qué clase de estado y qué tipo de instituciones se requieren; a ésta se puede denominar la “República Social”. Se requiere un PEMEX integrado a una República Social y no a una república mercantil.

castaingts42-juan@yahoo.com.mx

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